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UNA OBRA QUE NO PIERDE VIGENCIA: La escultura realista de PABLO JERÍ.

Publicado: 2015-09-23

En Quinua, al pie de la legendaria pampa, a un lado de su plaza principal, se encuentra la vivienda de don Pablo Jerí Quintanilla, escultor ayacuchano que nos cuenta la historia de su pueblo por medio de la arcilla. La obra de don Pablo no es abstracta, no nos aleja en meditaciones para "descifrar la intimidad" del artista. Nos acerca a la vida, a la realidad del productor, del campesino. 

Sus trazos en la arcilla nos muestran los surcos en la piel, las arrugas por el odio, las costillas sobresalientes por la carestía de alimentos, las manos grandes y encallecidas producto del trabajo, el gesto de la rabia contenida y el grito de libertad.

Su obra no está hecha para adornar. Está hecha para educar. Son "documentos" que nos explican de una manera cruda el por qué la rebeldía de un pueblo, el por qué de sus acciones. Nos grafica los sentimientos del sector oprimido, de una época, de unas décadas que… NO HAN QUEDADO EN EL PASADO.

Cuando se observa el rostro del campesino que con pico y pala alzada grita, obra con la cual ganó su primer premio hace casi cuarenta años, no se ve el pasado, SE CONTEMPLA EL PRESENTE. Se ve a los campesinos de Bagua, a los de Tía María, a los de Conga y a tantos más que, alejados en sus pueblos, lloran en silencio por la cosecha mal pagada, por la escasez de agua o el abuso. Y es que, Lamentablemente, la situación social que inspiró a Pablo Jerí no ha cambiado.

La obra de don Pablo son aquellas destinadas a perdurar porque reflejan no un momento, no una costumbre que puede desaparecer, sino un problema estructural, UNA REALIDAD.

Una obra necesaria e importante.


Escrito por

Carlos Sandoval

Sociólogo.


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